[Sindicales.pas] Sobre modificación de condiciones de trabajo, horarios y calendario laboral

CGT unizar cgt en unizar.es
Mie Jun 1 13:43:52 CEST 2022



Nos parece paradójico que el Consejo de Dirección apruebe un plan 
energético y, sin embargo, condicione su aplicación a que los centros y 
unidades soliciten la aplicación de las medidas contenidas en él. ¿Quién 
decide sobre qué? Si la emergencia energética es de la gravedad que se 
nos ha comunicado (y no la ponemos en duda) ¿por qué no se adoptan 
medidas obligatorias para toda la comunidad universitaria y no solo para 
el PAS? ¿Por qué no se cierra el acceso a despachos del PDI igual que se 
cierra el acceso a los lugares de trabajo del PAS por las tardes o las 
bibliotecas y salas de lectura a los estudiantes? No hablamos de 
laboratorios ni de espacios de investigación o clínicas que requieren 
una atención constante durante todos los días del año; hablamos de 
despachos. Y parece que van a seguir estando sin ninguna cortapisa a 
disposición del PDI que así lo desee. Si la batalla contra el 
desmesurado incremento de los precios de la energía debe ser un objetivo 
de toda la comunidad universitaria en estos días, toda la comunidad 
universitaria debería apreciar que el esfuerzo se distribuye por igual 
entre todos sus componentes y que el resultado final es fruto del empeño 
y el sacrificio de todas.

Además, cuando este cierre afecta al PAS se están modificando 
sustancialmente las condiciones del trabajo, porque las que afectan a 
"jornada de trabajo, horario, distribución del tiempo de trabajo y 
trabajo a turnos" tienen esta consideración según la legislación laboral 
vigente.

Con carácter general, consideramos que el cierre de las tardes en junio, 
julio y septiembre debe planificarse con la suficiente antelación para 
que el alumnado y quienes trabajan en la Universidad puedan saber a qué 
atenerse y programar de forma adecuada su tiempo de estudio, de trabajo 
y de ocio. Lo mínimo que puede exigirse de un servicio público es que se 
efectúe en un horario claro y preciso, conocido por todas las personas 
que lo utilicen y que sea lo más constante en el tiempo que las 
necesidades o las circunstancias permitan.

En este sentido, pensamos que los periodos en que se cierren los 
edificios deben ser, como mínimo, de semanas completas. Abrir por la 
tarde unos días sí y otros no, en unos edificios sí y en otros no, dice 
muy poco de la capacidad organizativa y la gestión de una Universidad 
pública.

Lo mínimo habría sido abrir un periodo negociador de duración suficiente 
para analizar la posibilidad de reducir los efectos negativos de una 
decisión así y la adopción de medidas que atenuaran las  consecuencias 
negativas para el personal afectado. Finalizada la negociación, habiendo 
sido escuchada la opinión de los trabajadores así como la dirección de 
las áreas y sus propuestas, el acuerdo debería comunicarse a los 
trabajadores con una antelación mínima de 15 días a su entrada en vigor.

En su lugar, se ha modificado de un plumazo el calendario laboral en dos 
sesiones apresuradas. Se ha incrementado la intervención de los 
decanatos en la organización del trabajo, ámbito que no es de su 
competencia, y se le ha dado carta blanca a Gerencia para modificar los 
horarios del PAS con una escuálida semana de anticipación.

La falta de planificación ha dado lugar a que los distintos centros 
funcionen como reinos de taifas en los que no se cierra ninguna tarde, 
se cierran todas, se cierran un poco o se cierran mucho. Los cambios se 
están haciendo sobre la marcha. Hoy, día 1 de junio, todavía hay 
facultades donde no se sabe si debe limitar el acceso a determinados 
espacios, como las salas de lectura, o si todo el edificio va a quedar 
abierto para el uso de otros espacios de estudio habilitados en rellanos 
y pasillos. ¿Dónde está el ahorro entonces? En otros, se da el 
sinsentido de que la sala de lectura permanezca abierta y la biblioteca 
cerrada, debiendo su personal trasladarse en ese horario a un edificio y 
una biblioteca distinta. Otra consecuencia de este desaguisado es que no 
es posible cuantificar de antemano el ahorro que va a obtenerse con 
estas medidas. Y peor es que, si el experimento no funciona, Gerencia 
anunció que habrá que adoptar medidas más severas. Intuimos por dónde se 
va atornillar.

CGT, aparte de llamar la atención sobre estos aspectos, hizo dos 
propuestas concretas para limitar los efectos de este cambio en las 
condiciones de trabajo. Por una parte, teniendo en cuenta el estudio 
sobre el gasto energético y el horario en que se registran las 
temperaturas más elevadas, propusimos que los días en que se cerrara por 
la tarde se utilizara el horario de periodo no lectivo, de 8 a 14. Por 
otra parte, ya que los cierres de las tardes afectan a personal cuya 
única razón para que no se les permita teletrabajar es que tienen 
asignado en su puesto la atención al público, propusimos que se 
modificara el reglamento del teletrabajo para que, excepcionalmente, 
pudieran solicitarlo durante estos períodos. Creemos que incrementar o, 
en algunos casos, duplicar, el número de personas que usan despachos y 
áreas para el que fueron diseñados no contribuye precisamente al ahorro 
energético y sí perjudica a los trabajadores y a la organización de su 
tiempo.

Sin embargo, la mesa sectorial aprobó por mayoría la propuesta inicial 
de Gerencia con las concesiones que ya había anunciado el día 19: 
mantener la integridad de los complementos económicos afectados por los 
cierres (turnicidad y jornada partida) y no computar el déficit horario 
en la jornada debido a cierres anticipados o por motivos de conciliación 
laboral.

El curso que viene, con estos mimbres, no pinta muy bien. No somos 
optimistas.
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